22 ago 2011

LA COCINA DE VALERIANO VOL.6

Bolos ya levados
Después de varios meses sin actividad culinaria, La Cocina de Valeriano vuelve en su sexta edición para deleitar a sus lectores con su versión argenta de esta receta conocida italiana: Pizza a las Brasas (en Bolivia conocida como Pizza Gustavito). Cabe destacar que en Italia utilizan hornos a leña, gas o eléctricos, pero para argentinizar un poco el plato, esta vez los discos de masa y queso serán cocidos a la parrilla, logrando un crocante particular y el incomparable sabor que le otorgan las brasas.

Listo para comenzar el armado
Lo primero a preparar será la masa, para la cual existen varias versiones. Pero Valeriano se caracteriza por explorar las recetas para luego aplicarlas y darlas a conocer, por lo cual podemos asegurar que la siguiente versión es plenamente italiana, otorgada por una amiga napolitana con quien coincidimos en Nueva York. En un bol de unos 3 a 4 litros, agregamos la levadura, el azúcar (esencial para que la levadura actúe con más eficacia), el aceite de oliva, la manteca previamente derretida (la cual otorgara un dorado particular), la leche, los huevos y la soda o 7Up. Mezclamos para que se incorporen todos los ingredientes y dejamos reposar durante 5 minutos, hasta que se disuelva la levadura y el líquido alcance una consistencia cremosa.

Horno-Parrilla improvizado
Con la mezcla ya reposada, agregamos la sal y la harina, mientras mezclamos suavemente con las manos añadiendo el agua tibia necesaria hasta lograr una masa uniforme y de suave textura. Una vez obtenida la consistencia deseada, sacar del bol y enrollarla en forma de gran salchicha, la cual cortaremos en 4 o 5 partes iguales, dependiendo el tamaño de las pizzas que realizaremos. Amasamos estas rodajas hasta formar bolos de contextura elástica y flexible. Esto debería tomar unos 5 minutos aproximadamente. Enaceitar un bol grande o sartén y cubrir con un paño húmedo. Dejar reposar bajo el sol o en un lugar cálido hasta que los bolos dupliquen su tamaño. Este proceso puede llevar hasta 2 o 3 horas, dependiendo la humedad y la temperatura ambiente.

Pizzas listas para comer
Mientras la masa reposa y va logrando su crecimiento, comenzamos la preparación de la salsa que llevaran las pizzas. En una olla salteamos con aceite de oliva la cebolla picada y el ajo, para luego agregar los tomates picados. Agregar albaca picada (si es posible fresca), sal y pimienta. Un minuto antes de apagar el fuego condimentamos con orégano y mezclamos para luego dejarlo reposar hasta el momento de ser usado.

Con la masa ya duplicada, procedemos a estirarla con palo de amasar y colocarla sobre la parrilla previamente calentada. Agregar la salsa y la mozzarella, y cualquier otra cosa con la que queramos saborizarla. Cocinar hasta ver que se comienza a dorar la parte de abajo de la masa. En el caso de que la parrilla no sea cerrada, tapar con algún artefacto (puede ser algún tipo de chapa curvada en semicírculo) para que el calor llegue arriba y derrita la mozzarella. Sacar del fuego, agregar orégano y decorar con aceitunas.

Luego de esto, estamos listos para disfrutar de una exquisita Pizza a las Brasas, con receta Napolitana y un toque Argento, acompañada con una cerveza bien fresca o porque no un buen vaso de moscato.

INGREDIENTES PARA LA MASA (4 a 5 pizzas): 1 cucharada de levadura seca, 2 cucharaditas de azúcar, 2 cucharadas de aceite de oliva, 3 cucharadas de manteca (previamente derretida), 2 huevos, ½ taza de leche, ½ taza de 7Up o soda, 2 cucharaditas de sal fina, 6 a 8 tazas de harina de trigo, agua tibia.

INGREDIENTES PARA LA SALSA: ¾ Kg de cebolla blanca, 1 Kg de tomates (previamente hervidos para sacarle la piel), 1 cabeza de ajo, 1 puñadito de albaca fresca, sal, pimienta y orégano, a gusto.

POSIBLES GUSTOS: Mozzarella; mozzarella y huevo duro picado; mozzarella y cebolla; mozzarella y salame; mozzarella, rodajas de tomate y ajo picado; mozzarella y albaca; mozzarella, jamón crudo y rúcula; mozzarella, panceta y huevos fritos; mozzarella, jamón y morrones (previamente hervidos); mozzarella, pechugas de pollo hervido picado, tiritas de morrón, cebolla y champiñones; mozzarella, palmito, morrón y salsa golf; mozzarella, roquefort, fontina y parmesano; y todas las combinaciones que se les ocurra.

21 ago 2011

DOS GUSANOS EN LA GRAN MANZANA

Manhattan desde Staten Island Ferry
“Hay muchas manzanas en el árbol, pero si coges Nueva York estarás cogiendo la gran manzana”. De esta manera se referían los músicos de jazz a la posibilidad de llevar su obra y ser reconocidos en New York. No había (ni hay) nada más codiciado que la fama allí y es por eso que no podíamos dejar de tener nuestro paso por esta ciudad y darle al menos un pequeño mordisco a la manzana más grande y jugosa del planeta.

Calles del Downtown Manhattan
Es muy difícil comenzar a hablar de un lugar como Nueva York, donde no alcanzarían las paginas para describir lo magnifico y diferente que es pisar sus calles por sobre cualquier otras calles del mundo. No importa cuántas veces la visites siempre quedaras anonadado por sus enormes rascacielos, su diversidad cultural única, su aire diferente que te mete dentro de una escena de película donde esperas aparecer algún helicóptero entre los edificios o un King Kong colgado del Empire States. Es que New York es un escenario vivo, es una película que avanza día a día entre sus calles, de la cual podemos ser espectadores de lujo o porque no actores principales si nos atrevemos a perderle un poco el respeto.

WTC
Es que en un principio la ciudad da un poco de miedo, asusta su grandeza y nos disminuye a insectos esquivando las pisadas de gigantes por la isla, pero luego de apenas unas horas ya somos parte de la obra, la cual no solo deja de asustarnos, sino que se convierte en nuestra serie favorita, de la cual no queremos perdernos ni un capitulo, ni un solo detalle. De esta manera, con los ojos bien abiertos y prestando atención a nuestro papel de reparto, salimos del metro en la estación Rector St, y nos dirigimos directamente a lo que sería nuestro apartamento por la próxima semana.

Vista desde el Empire State Building
Si hay un lugar que es digno de pocos y codiciado por muchos dentro de Manhattan, eso es el downtown, y nosotros, quizás como intrusos, quizás como invitados, estábamos alojados allí, a dos cuadras de la Wall Street y a escasos metros del World Trade Center, donde hace poco menos de diez años a un conocido de barba se le dio por estrellar dos aviones en las ya desaparecidas Torres Gemelas causando más de 3000 muertes y más de 6000 heridos. Hoy en día nos es posible ver desde la ventana del apartamento la construcción de un memorial para los muertos en el atentado y la nueva Freedom Tower, la cual pasara a ser la más alta de los Estados Unidos. Pero está claro que nuestro presupuesto no permitiría un lujo de estos, aunque todo es posible con amigas como Tatiana y Paula, que no solo nos invitaron a pasar esos días en su apartamento, sino que nos dieron las llaves para que hiciéramos de este nuestro sitio por esa semana.

Chinatown
No todos los días uno tiene la posibilidad de despertarse en pleno Manhattan y luego de un desayuno bien americano con huevos y panceta, salir a recorrer la isla de sur a norte y de norte a sur, caminando un poco y otro tanto en metro, uniendo alguna de las 486 estaciones que posee la red de subterráneos más grande del mundo. Con sus más de 1000km une los cinco distritos de New York, desde el Bronx a Brooklyn y de Queens a Staten Island, aunque la mayor concentración de túneles se encuentra en Manhattan. En la cara este del downtown se encuentran los barrios de Soho (que tiene cierto parecido con el Palermo de mismo apodo, y por esto el nombre de este último), Chinatown y Little Italy. Estas fueron las primeras zonas ocupadas por holandeses cuando New York recibía el nombre de New Ámsterdam. Las mismas calles de hoy el barrio chino, fueron a mediados del S.XIX testigo de las grandes peleas entre pandillas, tal como retrato Martin Scorsese en Gangs of New York.

Central Park
Pero no todo es cemento y rascacielos en New York, ya que una gran cantidad de parques le dan el espacio verde a la gran metrópoli. Flushing Meadows en Queens, Prospect Park en Brooklyn y el famoso y de mayor tamaño, Central Park en Manhattan, son los pulmones de la ciudad y a su vez centro de esparcimiento, deportes y espectáculos al aire libre. Como estábamos en verano, la ciudad gozaba del Summer Stage, o Escenario de Verano, donde todas las tardes y en los diferentes escenarios de los parques es posible disfrutar de los más variados espectáculos gratuitos. Así lo hicimos una noche cuando disfrutamos del gran Roy Ayers y toda su banda, a escasos metros del escenario principal del Central Park.

NYC Taxi
Otros de los barrios más conocidos y que se han hecho famosos por su inclusión en películas es Harlem, el barrio de los negros. Famoso por sus Iglesias Bautistas donde las ceremonias constan del particular canto del góspel, esta zona del uptown es habitada casi en su mayoría por gente de raza negra, aunque hoy en día esto ha cambiado de manera considerable y los blancos también se animan a vivir en esta zona de la ciudad. Lamentablemente el góspel y las misas se hicieron demasiado turísticas y comerciales y hasta en algunas iglesias obligan a dejar dinero para poder entrar. Queríamos ir a la Abyssinian Baptist Church, la más conocida de Harlem, pero al llegar primero no nos dejaron entrar por estar en pantalones cortos, y luego (después de dos horas para volver al downtown y ponernos pantalones largos), de muy mala manera y riéndose en nuestras caras nos dejaron afuera porque la capacidad estaba colmada. Un poco decepcionados caminamos un largo rato bajo la lluvia para encontrar otra iglesia mas pequeña donde al menos nos dejaron ingresar y ver un poco de que se tratan esas ceremonias tan particulares. El cura (en realidad no se qué nombre recibe allí la máxima autoridad de la iglesia), siempre es negro y su discurso es lo más parecido que hay a un discurso político. Con muchos ademanes y mirando a toda la gente presente, expone sus creencias gritando y alentando a la gente a creer en sus palabras, la cual termina de pie aplaudiendo y ovacionando al predicador como si se tratase de un político en plena campaña. Al finalizar cada “exposición”, aparece el góspel y esos cantos tan peculiares y conocidos en New York.

Brooklyn Bridge
Las calles de Brooklyn son más de las tablas de este gran escenario, donde aparece la idea de barrio, con edificios mucho más bajos y arboles en las calles. Esta también era una zona 100% negra y con un alto nivel de crímenes, pero de a poco eso fue mejorando y hoy en día es uno de los sitios más codiciados de la ciudad, ya que no solo está muy cerca del Downtown Manhattan, sino que a su vez es una zona más tranquila y menos ruidosa que la isla. Dima, otro amigo de Vale, nos saco a dar una vuelta en bicicleta y recorrer un poco del barrio y de la costanera desde donde se aprecia el puente de Brooklyn, la parte sur de Manhattan, y el puente de mismo nombre.

Times Square
Times Square es otro de los lugares únicos y un icono en la ciudad de Nueva York. Con sus cientos de carteles luminosos gigantescos y pantallas en las cuales la gente no solo ve publicidad sino también alguna que otra película desde las sillas de algún bar, es también el lugar elegido para el reloj que da la cuenta regresiva en el comienzo de cada nuevo año. No importa la hora, en Times Square siempre es de día, iluminado por sus pantallas y repleto de gente invadiendo sus calles sea cual sea el horario. A metros de allí es posible caminar y realizar unas compras (no las más baratas) por la 5ta Avenida, donde las marcas más reconocidas y caras tienen sus locales más exclusivos. El Roquefeller Center, el Empire State Building y la mayoría de los teatros, los cuales se alzan sobre la calle Broadway, también tienen su ubicación en los alrededores de Times Square

Fuegos Artificiales sobre el rio Hudson
El 4 de Julio es el día de la Independencia de los Estados Unidos, y por la casualidad o quizás tras la infinita operación incesante de millares de causas entreveradas (el destino según Borges), nosotros estaríamos allí para presenciar los festejos ante dicho acontecimiento. Luego de una exquisita paella en la terraza de un edificio en New Jersey, donde fuimos invitados por Paco (un amigo de Tatiana), pudimos disfrutar de los tan esperados fuegos artificiales. Desde el mismo Jersey City y entre miles de personas abarrotadas sobre las barandas de la costanera, pudimos contemplar el espectáculo con toda la isla de Manhattan frente a nosotros y el reflejo de los fuegos sobre el rio Hudson.

Manhattan desde New Jersey
Pero se nos terminaban los días y debíamos movernos hacia Washington. Aunque ocho días parecen alcanzar para recorrer casi cualquier ciudad, el tiempo nunca es suficiente en Nueva York, donde siempre quedan lugares por conocer y sitios por explorar en esta ciudad repleta de magia e historia. Un lugar al cual todos los apodos le quedan chicos y difícilmente sea posible explicar las sensaciones que se manifiestan al explorar sus calles y edificios. Una ciudad que te atrapa en su telaraña y se niega a soltarte, que te invita a volver cuando quieras, mientras ella a pesar del tiempo y el maltrato de algunos, te espera autentica y rozagante. Un lugar donde lo que te propongas, puede ser realidad. Como decía el mismo Sinatra… “It’s up to you, New York, New York”. 








13 ago 2011

VUELOS RETRASADOS, UNA ISLA Y UN AVION JAMAIQUINO

Bienvenidos a Trinidad y Tobago
Después de 120 días desde la ya lejana partida desde Ushuaia, la Expedición se preparaba para abandonar Sudamérica y comenzar a transitar tierras Norteamericanas. Con cuatro países en el bolsillo (Argentina, Chile, Bolivia y Brasil), y cientos de anécdotas en las mochilas, nos disponíamos a volar a New York, para comenzar una nueva etapa en los Estados Unidos, pero esto de buscar siempre las variantes mas económicas para todo, nos traería una sorpresa y un sitio inesperado para sumar al itinerario de la Expedición. Aunque resulte raro, a veces tomar más aviones y recorrer mas kilómetros es más barato que tomar uno solo y hacer el trayecto más corto. Así fue que nuestro vuelo que unía Belem con New York constaba de dos paradas; una de apenas unos 40 minutos en Paramaribo, capital de Surinam, y la segunda de unas casi 12 horas en Port of Spain, capital de Trinidad y Tobago.

Catedral de TyT
Pero lo más horrible de nuestro vuelo no eran las escalas, las cuales en realidad hacían más emocionante la travesía, sino el horario de partida desde Belem: 5:30 de la mañana. Era en vano esperar en el hostal y después viajar de noche en las inseguras calles de la ciudad, así que cerca de las 6 de la tarde, y ya con todo empacado, nos dirigimos al aeropuerto para pasar la noche allí mismo, con los aislantes y las bolsas de dormir en algún rincón tranquilo. Así, luego de descansar unas horas, hicimos el check in y esperamos el abordaje, aunque un imprevisto nos iba a poner un poco nerviosos. En Paramaribo había muchísima niebla y el aeropuerto estaba inoperable, por lo que no podríamos despegar hasta que la ciudad de destino no nos asegurase el poder aterrizar. El problema no hubiese sido nada si no tendríamos esa escala de apenas 40 minutos, era imposible que lleguemos; pero una vez más la suerte estaba de nuestro lado. Despegamos de Belem con dos horas de retraso pero luego de averiguar con la tripulación y que ellos llamasen a Paramaribo, nos confirmaron que la conexión era con el mismo avión, por lo que no tendríamos problema alguno; si un vuelo se retrasa, el otro también.

Plaza Principal de Port of Spain
Aterrizamos en el casi “improvisado” aeropuerto de la capital de Surinam. Tan solo una pista y un edificio muy, muy pequeño. Allí nos estaban esperando para hacernos el trámite de chequeo para el otro vuelo. Quizás eso es lo bueno de volar con una aerolínea tan pequeña. Luego de haber preguntado a la tripulación por el estado de la conexión, estos informaron que veníamos dos personas para conectar a Trinidad y Tobago, por lo que al bajar de avión nos esperaba un miembro de la aerolínea que nos llevo con él a la sala donde esperaríamos para subir al mismo avión, aunque esta vez con destino diferente.

Desde la Catedral
Debido a este retraso se nos acortaba el tiempo en Port of Spain en unas dos horas, pero de todas maneras seguía siendo suficiente para recorrer el centro de la ciudad y ver un poco de que se trata la vida en la isla más grande del país. Arribamos sin problemas y luego de hacer migraciones y dejar las mochilas en el guarda-equipaje, cambiamos algo de dinero (la moneda es Dólar Trinitense o TT Dólar y el tipo de cambio al USD de 6.10) y salimos a esperar el bus para ir al centro. Mientras esperaba veía pasar autos y sin prestar demasiada atención algo extraño había en ellos. Parecían ser conducidos solos, o algunos por niños o hasta por un perro. Fue solo después de examinar uno de cerca que me di cuenta que al ser un país bajo el dominio del Reino Unido desde principios del S.XIX, sus autos son igual que en Gran Bretaña, por lo que conducen por la izquierda. Llego el colectivo y cuando lo paramos también notamos que estábamos del otro lado de la vereda, y que deberíamos haberlo esperado de la mano contraria. Todo es al revés, parece una tontería pero es rarísimo, hasta da miedo ver venir los autos como de contramano y nuestro chofer tan tranquilo…

Edificaciones de Port of Spain
Las primeras impresiones de esta pequeña isla, no eran más que las de asombro ante la cordialidad, el orden y la simpatía de este pueblo caribeño. La gente, la cual en su gran mayoría es negra, sube al colectivo y saluda no solo al chofer, sino también a los pasajeros con un cálido “Good morning to everyone!!”. El transito se basa en el respeto y el orden, por lo que cada uno mantiene sus carriles y todo funciona a la perfección. Por otra parte la ciudad es muy limpia, y ni siquiera cuando pasamos por los suburbios de la ciudad, llegamos a ver basura tirada ni mucho menos. Así, en apenas unos 45min cruzamos casi media isla y llegamos a Port of Spain, la capital de Trinidad y Tobago.

Tobaguenios
Es parecida a España? Para nada, pero al haber sido colonia de la Corona Española y uno de los primeros sitios explorados y descubiertos por el propio Cristóbal Colon, su nombre perdura desde aquellas épocas, allá por el S.XVI, antes de la instalación de los británicos en la isla. Si hay algo que no tiene es estilo español en sus calles, las cuales siguiendo con la armonía anterior, continúan estando ordenadas y prolijas. A pesar de ser una pequeña isla y un país poco conocido dentro de Centroamérica, Trinidad y Tobago posee uno de los puertos más fuertes para la exportación de cania de azúcar, banana, café y tabaco, y a su vez la aerolínea más grande de todo el Caribe como lo es Caribbean Airlines. Por las calles abundan el reggae y las rastas, y la gente con su cordialidad habitual se acerca a ayudarnos sin que nosotros siquiera preguntemos por indicaciones sobre cómo llegar a algún sitio. Muchos de sus edificios más históricos que rodean la plaza principal están en remodelación, por lo que no los pudimos disfrutar al 100%, pero a pesar de eso se puede apreciar unos muy bellos de los primeros años colonizadores.

El avion Jamaiquino
La gente por las calles parece feliz y orgullosa de su país y sus trabajos. Incluso cuando caminábamos por la puerta de la casa de gobierno, un policía nos llamo, a lo que pensé que era para decirnos que no podíamos sacar fotos o algo por el estilo, pero sin embargo lo que quería era invitarnos a entrar para conocer el edificio por dentro y contarnos cómo funciona la seguridad de allí. Muy orgulloso nos intentaba mostrar como él era el encargado de cuidar al presidente y a la gente que trabajaba allí, y a la salida incluso nos regalo unos pines con la bandera del país que todavía llevo en mi mochila.

Se hacía tarde y teníamos que regresar al aeropuerto para el próximo vuelo, así que volvimos a la terminal central a tomar el bus y en 45 minutos más estábamos nuevamente chequeándonos para abordar el último avión antes de llegar a New York. Pero restaba una sorpresa mas (aunque solo anecdótica), el avión no era de Caribbean, como decía nuestro ticket, sino de Air Jamaica (ambas empresas trabajan en conjunto), por lo que no podía sacar de mi mente la imagen de un negro jamaicano de rastas y camisa floreada, escuchando Bob Marley y fumando alguna hierba mágica mientras volaba no solo en su imaginación sino literalmente también.

De esta manera, de la mano de un jamaiquino ingresábamos en territorio Norteamericano, luego de un largo día con vuelos retrasados, noches de aeropuerto y tardes caribeñas en una de las primeras islas ocupadas por la conquista de Cristóbal Colon. Se enciende la señal de abrocharse los cinturones… pronto estaremos en New York…

1 ago 2011

SÃO LUIS LA VIEJA (ULTIMOS DIAS EN BRASIL)

Callles de Sao Luis
A pesar de ser una de las ciudades con más influencia portuguesa en todos los aspectos, São Luis fue fundada en 1612 por un francés, quien aliado a los indígenas, defendió el territorio de Maranhão durante tres años antes de volver a caer en manos portuguesas. Incluso su nombre es en homenaje al rey Luis XIII de Francia que al menos dejo su estampa en un país cual dominio fue casi por completo de Portugal.  Cuando nosotros llegamos estaba la ciudad completamente plagada de turistas, aunque en su mayoría nacionales, ya que era fin de semana largo por el feriado de Corpus Cristi y a su vez estaban en plena celebración de São João.

Mas calles de Sao Luis
Luego de los carnavales, São João es la fiesta más importante del Brasil donde se celebra durante el mes de junio (también son conocidas como Fiestas Juninas), a San Antonio, San Juan y San Pedro. A su vez coincide con el primer solsticio de invierno, por lo cual se cree que estas festividades fueron adoptadas de los colonos portugueses quienes, en el hemisferio sur, seguían festejando el solsticio de verano del hemisferio norte. Por todo esto es que nos fue difícil conseguir alojamiento, no solo por estar en su mayoría completos sino que los que tenían plazas las cobraban a precio de temporada alta. Pero el que busca encuentra, y luego de perderme entre las intrincadas calles adoquinadas, las indicaciones nada precisas de los brasileños, y caminar por una media hora, conseguí una posada con un precio súper económico y no muy alejada del centro y los escenarios que esperaban la noche para ser ocupados.

Porticos y Ventanales
Hablando de la ciudad en sí, tengo que decir que es un lugar que por un lado causa una gran sensación de retroceso en el tiempo, al permanecer intacta en muchos de sus sitios, pero a su vez, esto de “intacta” se mezcla con el deterioro y el tremendo descuido de más del 80% de sus edificios. Da tristeza, melancolía, esto de ver como estas construcciones tan particulares, bellas, obras dignas del cuidado que merece la historia misma del país, están cayendo a pedazos sin que nadie haga nada. Solo vimos un edificio con una especie de estructura de madera, aunque creo que era más bien para prevenir el desmoronamiento que para una posible reconstrucción. La gran mayoría de los edificios son bajos, de no más de dos o tres pisos, con sus frentes bastante planos y arcos de medio punto en los pórticos y ventanales. Balcones con barandas en hierro súper ornamentadas, techos de teja colonial y ese azulejado tan particular de las fachadas que hace del lugar una postal de algún antiguo poblado portugués. Las calles de adoquines súper abovedados y escalinatas que nos conducen a la parte alta de la ciudad, son las venas de este São Luis tan histórico y colonial.

Azulejos portugueses de las fachadas 
Si nos ponemos a comparar creo que esta ciudad brasileña es completamente igual a Cartagena de Indias en Colombia. Una zona muy pobre donde vive la gente común de clase media-baja con sus casas de colores y techos de teja, lo que sería Getsemaní; luego la zona de las playas, el lugar elegido por la clase alta para sentirse moderno y de primer mundo, con autopistas y grandes avenidas decoradas con palmeras y muchos edificios donde el más antiguo no debe tener más de 10 o 20 años, similar a Bocagrande, la península de Cartagena; y por ultimo una ciudad histórica, similar a la amurallada del Caribe, aunque aquí si debemos poner una diferencia: el cuidado y preservación del patrimonio. A pesar de ser unos 80 años mas vieja, esta ciudad colombiana esta conservada de una manera tal que se puede disfrutar sin la melancolía y la tristeza que puede dejar São Luis.

Sao Joao
Por la noche decidimos bajar del hostal hasta la zona más céntrica donde estaban los preparativos para las fiestas de São João. Música en vivo en 4 escenarios, con danzas en las calles y mucha, mucha cerveza. La verdad es que los bailes eran un poco extraños. Algunos más bien al estilo comparsa de carnaval, otros más rurales y folklóricos, pero muchos con vestimenta tipo cowboy bailando algo más del norte de México que lo que uno imagina sobre el Brasil de la samba y el forró. Con las trompetas resonando en los tímpanos, recorrimos un poco las calles nocturnas. Calles anchas, calles angostas, calles muy angostas, calles con escaleras, calles rectas, calles curvas; calles de este São Luis que ojala siga en pie por mucho tiempo más.

Playas de San Marcos

Al día siguiente decidimos antes de irnos pasar por un rato por las amplias playas y luego si dirigirnos a la rodoviaria para emprender la vuelta a Belem luego de estos casi 15 días por la costa noreste. Sabíamos que el domingo era día de feria en la Plaza de la Republica y no queríamos perdernos la oportunidad de vender algunas artesanías antes de dejar el Brasil. Así fue que viajamos toda la noche y cerca del mediodía ya estábamos en Belem, con nuestro paño en el suelo, cual hippie en la playa. La plaza estaba repleta de gente, con música en vivo y miles de puestos de venta de lo que se les ocurra; era nuestra oportunidad de juntar unos pesos para esos dos días que nos quedaban… pero nada. No pudimos vender ni un Real en las casi cinco horas que estuvimos. Resignados volvimos al hostal, previo paso por el cajero, y pasamos allí nuestra última noche y ultimo día antes de dejar el Brasil. Un país que recorrimos por su norte de oeste a este; un país que nos dio días de barco, días de playa; noches en islas, noches de São João, noches de playa. Un país demasiado grande para recorrer en un mes, por lo que esperamos alguna vez poder volver para ver sus grandes ciudades del sur y porque no ese famoso pantanal que nos quedo en el tintero.

Chau Brasil! Chau Sudamérica!