REFLEXIONES





FUNDAMOS EL ORO DEL MUNDO

Nos disponíamos a entrar al Palacio Real en Phnom Penh cuando, nos lo impidieron porque Vale iba en musculosa y nos dijeron que tenía que cubrir sus hombros para poder ingresar al predio. Para prevenir futuros problemas, les consultamos si podíamos entrar con shorts o pollera (mostrándoles los que llevábamos puestos) y nos dijeron que si. Así fue que salimos a recorrer otras partes de la ciudad y volvimos al día siguiente, esta vez, con un paño cubriendo los hombros, brazos y todo el torso de Vale. Una vez más al intentar entrar nos dicen, “paño no, tiene que ser una remera”. De a poco comenzaba a indignarme, pero decidimos volver al hotel y buscar una remera o algo por el estilo. Por las dudas de que luego no quieran mangas cortas, y a pesar de los más de 30 grados Vale se puso una camperita y volvimos al Palacio, pero una vez más nos pararon; “se tiene que cubrir las piernas”.

Nos hicieron ir y volver tres veces, incluso diciéndonos que podíamos ir con shorts, pero parece que habían cambiado de opinión. Discutimos un rato bastante enojados, y no porque queríamos entrar fuera de sus requerimientos, sino porque no podía ser que cada vez que intentábamos entrar nos recriminaban algo nuevo. Indignada Vale dijo que no entraría, y fue a que le devuelvan el dinero, mientras yo si entre, todavía discutiendo y bastante enojado. Siempre respetamos las creencias religiosas y las costumbres que son ajenas a nosotros, pero la estupidez humana a veces nos es intolerable.

Quizás fue ese enojo y esa mala predisposición lo que me hizo ver tanto en el Palacio Real como en la Pagoda de Plata, cosas que no creo hubiese notado en otras circunstancias. Ambos edificios estaban plagados de oro en su interior. Alfombras con hilos de oro, techos pintados con polvo de oro, tronos, lámparas, estatuas, decoraciones, completamente todo brillaba con el máximo esplendor del metal más precioso del planeta. Incluso dentro de la Pagoda, varias estatuas de buda eran de oro macizo, incluyendo una de 90kg decorada con incontables diamantes. Frente a ella, una mujer de tez oscura con un paño en la cabeza y ropajes muy sencillos, se arrodillaba frente al millonario buda dorado y repetía oraciones mientras hacia sus reverencias.

Fue en ese momento cuando me llego la indignación absoluta. El ver estos palacios antes habitados por reyes quienes gozaban de estas fortunas absurdas e innecesarias, cuando su país era devastado por guerras y su población vivía una de las pobrezas más grandes del mundo, me llevo a pensar; “porque no vender todo este oro, fundirlo, redistribuirlo, utilizarlo en algo más fructífero”. A mí me encanta visitar estos lugares y remontarme a épocas pasadas, pero no me importaría que estas desaparezcan, que pongan replicas falsas y que los originales puedan ser utilizados para algo mejor que servir de maniquí millonario posando para turistas; porque muchas veces la gente local siquiera tiene la posibilidad de entrar a conocer estos sitios. Por primera vez sentí que el pasado podría de alguna manera contribuir a mejorar el presente. Ese pasado que tanto devastó con guerras, regímenes durísimos que mataron y torturaron millones de personas, hoy tenía la posibilidad de devolverle a la gente algo de lo que les saco. Al fin y al cabo, una estatua no deja de ser una estatua.

Por eso… fundamos el oro; pongamos replicas, y mejoremos la calidad del vida del presente que es lo que importa. Esta gente necesita vivir un poco mejor, necesita ser reconocidos por tanto sufrimiento. A quien le importa el oro de los palacios si no sirve para nada. Al fin y al cabo los grandes reyes se hicieron de este oro abusando y esclavizando a su población. Porque no venderlo y construir hospitales, escuelas; otorgar servicios como agua y gas en sitios que hoy no los poseen. Por eso; fundamos el oro del mundo y devolvámoselo a quien realmente le pertenece que es al pueblo.

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ESTEREOTIPO HUMANO NORMAL

Era nuestro cuarto día sobre la moto y de a poco se notaba cierto cansancio y algo de dolor en la espalda por la mala posición. Viajábamos desde Dien Bien Phu a Lai Chau, entre montañas que emergían a los costados de ríos turbios y arrozales que entregaban el verde a los valles. Mientras pasábamos por uno de los miles de pueblos que hay al costado de la ruta y veía una pequeña cancha de futbol entre palmeras de banana, recordaba la última vez que nos juntamos con unos amigos para un asado en la quinta de Balboa. El día se comporto de maravillas, con largas horas en la pileta, y unas hamburguesas que todavía extraño. Por la tarde intentábamos armar un partidito de futbol, y estaba casi todo resuelto hasta que alguien dijo “no se puede, no hay pelota”. Lamentándonos todos desistimos de la idea y nos recostamos al sol a escuchar un poco de música.


Mis recuerdos se interrumpieron por un “tengo hambre” de Vale, por lo que nos detuvimos unos kilómetros antes de Pa So, en un pequeño paraje donde había algunos camioneros almorzando. Rápidamente nos transformamos en el centro de atención, éramos blancos, yo con una enorme barba negra y pelo largo, y encima viajábamos en moto. Guiándonos por los platos que comían los demás en el sitio, ordenamos algunos vegetales, tofu frito con una salsa de tomate, algo de arroz y unos gusanos fritos que resultaron ser exquisitos. Desde la mesa de al lado nos invitaban tragos de Ruou Gao (vino de arroz destilado) mientras con los pequeños vasos en alto repetíamos “Mot! Hai! Ba! Do!” (Uno!, dos!, tres!, bebe!) y brindábamos entre todos. Algunos más osados intentaban conversar con nosotros de la manera que podían. Uno de ellos decía “Vietnam” mientras se palpaba el pecho con su mano derecha y luego me señalaba levantando las cejas y la barbilla. “Argentina”, le respondí, a lo que la respuesta más que obvia fue un contundente “ohhh Maradona, futbol”. Un grupo de chicos que estaba en la puerta prestaba atención a la conversación, mientras discutían algo entre ellos, señalándonos a cada momento. Terminamos la comida y nos hicieron pasar a la mesa de té, que cada casa, hotel, o restaurante en el norte de Vietnam tiene en la entrada. Aceptamos y tomamos algunos sorbos de un fuertísimo té verde, mientras intentábamos de alguna manera fumar tabaco de una pipa gigantesca hecha con un trozo de cania.

Luego de muchos apretones de manos y saludos nos levantamos y salimos, mientras de a poco nos íbamos colocando los cascos. Temerosos y empujándose entre ellos se acerco el grupo de chicos que estaban antes en la puerta, y poniendo al que parecía al mayor al habla, este me toco la espalda y me dijo “futbol”. Al principio no entendía, pero luego me di cuenta que querían jugar conmigo, claro, creen que todos los argentinos somos Messi o Maradona. Me deje llevar por las caras de alegría de los chicos y los seguí del otro lado de la ruta, donde en un trozo de campo bien polvoriento improvisaban dos arcos con sus bicicletas y unas cestas. Me pusieron solo de un lado, y del otro entre los 4 preparaban la estrategia para ganarle al astro sudamericano. Mandaron al más chiquito al arco y uno saco de un bolsillo la pelota; una pezuña de búfalo envuelta en ramas de arroz y hojas de palmera. El partido fue entretenido y cargado de risas y goles; en fin, perdí 6-3, y los chicos se fueron contentos… le habían ganado a Maradona.

Cuál es el momento en que nos limitamos a hacer las cosas solo cuando tenemos todo lo necesario; borrando completamente la imaginación y la creación de lado? Cuando pasamos de ser un ser especial y diferente a uno más del estereotipo “normal”? Cuando entramos en esa fábrica de gente llamada escuela que nos lleva a todos al mismo nivel, a que todos dibujemos una casa de la misma forma, pintemos los arboles con troncos marrones y las copas verdes, y al sol le pongamos una carita con sonrisa? Una vez pinte un árbol violeta y la maestra me dijo que estaba mal; que los arboles eran verdes. Nunca vio un jacaranda? Y las casas? Todas tienen techo a dos aguas, una puerta, una ventana y una chimenea de la que sale humo? El arte, la imaginación y la creación son bastardeados desde que tenemos conciencia…

Que no maten eso que nos hace diferentes…



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CUESTIÓN DE CONFIANZA

“Se perdió la confianza en la gente”. “Ya nadie cree en la palabra del hombre”. “Que te firme algún papel”. “Pedile un recibo, eh!”. Cuantas veces escuchamos estas y tantas otras frases sobre la perdida de la confianza en la gente. Hoy en día todo tiene que estar por escrito, todo tiene que tener nuestra firma y si es posible huellas digitales también. Al trabajo entramos y salimos con una tarjeta para que sepan todos los horarios y movimientos que hacemos e incluso vivimos en ciudades donde los abogados son ricos y los médicos pobres. Si sos uno de los que se lamenta por todo esto, debes saber que todavía hay sitios donde se deja la llave del auto puesta, no se cierran las puertas de las casas siquiera en las noches, las bicicletas, mesas y sillas del jardín duermen afuera e incluso si realizas algún trabajo te dejan no solo las llaves de la casa sino también un cheque en blanco a tu nombre para que lo llenes vos mismo dependiendo las horas que trabajaste.


Muchas veces se critica a los Estados Unidos sin conocer demasiado y hasta sin siquiera haber estado allí. En mi opinión no distan mucho de lo que es o supo ser España, la misma Inglaterra, Francia o Portugal. Gozan esto de vivir a costa de otros. Sin embargo creo que en tiempos pasados fue peor el maltrato y el hurto de todos los beneficios tanto de las Américas como de África. No solo se llevaban todo lo comerciable y rico de la zona, sino también esclavizaban a cuanto indio ande cerca. Hoy Estados Unidos utiliza a estos países de bajo desarrollo para beneficio de su gente y su enriquecimiento por encima de los pobres. Pero por otra parte son los únicos que poseen programas de voluntariados y miles de ayudas de desarrollo en países de toda América Latina y África. Con esto no me pongo del lado de los Yankees ni mucho menos, solo que en mi país a veces se defiende a España, “la madre patria” y se critica demasiado a los Norteamericanos cuando creo que gran parte del subdesarrollo de toda Latinoamérica es debido a Europa más que a Estados Unidos, quien supo aprovechar las carencias que dejaron los colonizadores.

En estos días que pasamos en Washington nos toco hacer algunos trabajos para poder juntar algo de dinero y continuar por Asia. Uno de ellos consistía en pasear una perra y pernoctar con ella en la casa ya que la dueña estaría ausente y no quería dejarla sola por las noches. Dejarías a dos extraños (por más conocidos de un conocido que sean) a dormir en tu cama, pasear tu perra y cuidar tu casa durante dos días? No solo nos dejaron las llaves (las cuales no las devolvimos por las dudas de otro viaje de la dueña), sino que también había sobre la mesada de la cocina un cheque a nuestro nombre en blanco, para que en base a las veces que paseáramos la perra y las noches que nos quedemos con ella, lo llenásemos con el importe correspondiente.

Fuera de esta experiencia que puede parecer aislada y quizás una excepción, pasamos también una semana en una ciudad a unos 250km, sobre la costa del Océano Atlántico. Allí nuestros amigos, quienes nos recibieron en su casa durante estos días, no solo dejaban las puerta siempre abiertas, sino también sus autos sin cerrar y cientos de cosas como maquinas, bicicletas, sillas, hamacas, todo afuera en el parque donde esta de mas decir que no existen las rejas en ninguna de sus variantes. Al segundo día que estábamos con ellos a Kristina se le quedo trabada la llave del auto en el tambor de arranque. Pero no fue mucha su preocupación, ya que ahora no solo dejaba la camioneta abierta, sino que también con la llave puesta y al menos una ventanilla baja por las dudas de que se trabe. A unas dos cuadras de su casa hay un muelle para los barcos y lanchas de la gente del barrio donde todos, sin excepción, se encuentran allí amarrados, a la vista de cualquiera que quisiese tomarlos prestados, aunque claro… no lo hacen. Incluso en los supermercados uno mismo pasa las cosas que está comprando por el lector de códigos de barra y al finalizar pasa la tarjeta, paga y se va. Pero no pongamos como ejemplo eso ya que allí hay cámaras y se puede suponer que la gente lo hace porque está siendo vigilada.

Por eso creo que la confianza no está del todo perdida, e incluso debo decir que estoy casi convencido de que uno mismo debe crearla en los demás. Pero para eso debemos primero ser confiables nosotros mismos, debemos demostrar a los demás de que manera pueden confiar en nosotros, para que luego nosotros podamos confiar en ellos. Como dijo Fito… “Si no confias no vas a ser feliz…”

“Este texto fue escrito en un viaje de subte en Washington DC confiando en la seguridad en un medio de transporte publico… podre hacerlo en Buenos Aires?”



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COSA DE GOCES (EN TIEMPOS DE ABSTINENCIA)

Viajar de la manera que lo hacemos, con un presupuesto lo mas acotado posible, intentando satisfacer solo las necesidades básicas, despertó en mi el goce de muchas cosas que antes eran cotidianas. La abundancia trae consigo el desinterés, el desprecio, el aburrimiento, y lo que es peor; la perdida de la esencia de la vida. Como los niños cuando reciben cientos de regalos de tíos, abuelos, primos, etc., con ninguno disfrutan, ninguno cuidan, ninguno valoran. En eso se transforma la vida cuando las cosas abundan. Comer un asado, tomar un vaso de Coca-Cola, dormir en una cama, viajar en tu propio auto, ducharte, tener la ropa limpia; son cosas muy cotidianas y de todos los días, pero para nosotros que tenemos un menú repleto de arroz y pasta pero carente de carne; que la bebida en un 90% de las veces es solo agua; que dormimos más de la mitad de lo que va del viaje en carpa o hamaca; viajando en los más variados y desechos medios de transporte, duchándonos cuando y donde se puede, todo esto antes cotidiano, es ahora digno de placer y felicidad.


Festejamos cuando alguien nos invita un vaso de Coca o cerveza, disfrutamos plenamente una ducha fresca después de una larga caminata, nos regocijamos cuando por alguna razón dormimos sobre una cama y nuestro corazón se emociona cuando el bus que tomamos tiene aire acondicionado.

No es necesario carecer de todo para gozar de las cosas, pero si es buena la falta de algunas en cierto momento de la vida. De esta manera se aprende a valorar mucho más cada una de las cosas y comenzamos a resaltar pequeñeces que antes pasaban inadvertidas. Comenzamos a reconocer lo esencial y disfrutar cada minuto del día a día, sea cual sea la situación de este último.



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ERRADICANDO IMPRESCINDIBLES



Hay ciertas cosas, pequeños detalles materiales que sin darnos cuenta se introducen en nuestras vidas y la cambian por completo. Los periódicos, por citar un ejemplo, suelen condicionar nuestro estado de ánimo cada día. Cometemos el grave error de leerlos por la mañana y amargarnos con noticias que quizás ni siquiera son de nuestra importancia, transformando por completo nuestro humor de la jornada. Por otra parte, nunca terminan de ser 100% viables los datos que estos otorgan, por lo que no solo nos malhumoramos, sino que a veces con noticias ni siquiera verídicas. En Córdoba leímos que incluso Hitler solía realizar largometrajes con médicos y personalidades famosas, explicando los beneficios de la eutanasia, llegando con estos métodos a convencer a millones de personas sobre este macabro proceso de mejora genética de su raza.


Es por esto que uno debe tener mucho cuidado de lo que ve, lee y escucha hoy en día. Los gigantes nos manipulan creándonos el mundo a su manera, como nosotros mismos lo hacemos enjaulando pájaros o poniendo peces en peceras, dándoles de comer lo que nosotros queremos, a la hora que queremos, delimitando su mundo con paredes transparentes para que envidien un poco nuestra libertad.

Otro de los objetos que me di cuenta últimamente que condiciona gravemente nuestras vidas, es el uso de espejos. En la Patagonia llegamos a estar casi quince días sin vernos la cara, guiándome del crecimiento de la barba con mis manos y haciendo volar un poco a la imaginación, dejándola crear mi rostro a su gusto y piachere. Sin embargo, nunca nadie me miro a la cara y realizo gestos de asombro, ni me hizo notar mi mas que seguro peinado al estilo Don King. Nunca me sentí feo, ni desprolijo, ni discriminado por otros al mirarme. Pero esto era en la montaña, donde nadie tiene espejo para verse siquiera sus propias caras.

Sin embargo, al bajar a un pueblo y salir de los parques, note miradas un tanto con miedo, incluso miradas de rechazo, en gente que si vivía día a día con su reflejo en el espejo del lavatorio del baño, del parasol del auto o incluso en el pequeño set de maquillaje que toda mujer lleva en su cartera. Me sentí raro, diferente; me sentí discriminado. En la montaña nadie te mira raro porque ni siquiera saben cómo lucen ellos mismos.

Cuantos problemas se solucionarían erradicando los espejos. Discriminación, problemas como la bulimia, la anorexia, dejaríamos de compararnos con las caras bonitas de la televisión, e incluso sería más fácil comprar ropa; sin tener que probarse veinte pantalones, para luego de girar unas diez veces con cada uno frente al espejo del vestidor, terminar eligiendo el que nos hace mas esbeltos.

La tecnología avanza y son cada vez más las cosas imprescindibles para vivir. Pero son realmente imprescindibles? Estaría bueno poder carecer de algunas de ellas por al menos un tiempo, para así poder ver cuán distinto puede ser nuestro día a día…



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ESTOY SUCIO?


Hoy mientras preparaba la avena para el desayuno me miraba las manos y las notaba bastante sucias. Tierra abajo de las uñas, un poco de aceite del atún de la noche anterior, algo de savia de la corteza de un árbol; un poco de todo. Es algo bastante lógico si pensamos que son varios los días que llevamos en la montaña, sin ducha, caminando en promedio unas seis horas por día, durmiendo en carpa, lavando las ollas con tierra y la cara con un poco de agua de algún rio. Sin embargo mientras intentaba con una pequeña rama quitarme la suciedad que acumulaba por debajo de las uñas, me di cuenta que la suciedad que tenia no era tanta como la de un día en Buenos Aires. En apenas unas horas rutinarias por una gran ciudad, seguramente manipularíamos monedas, billetes, los pasamanos de los colectivos y subtes, el humo de los escapes de los automóviles... En fin; creo que mis manos están bastante más limpias de lo que estaban un mes atrás...



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PRIORIDADES

Mirando una entrevista a un personaje mediatico que con ya sus anios encima parece dar clases de la vida, me quede pensando en una pregunta que le hacia su entrevistador. Una pregunta bastante comun, una pregunta que nos la podemos hacer todos, y en diferentes etapas de la vida. Incluso una pregunta que hemos escuchado responder por cientos de personas.

-“Si pudieras volver a vivir un dia de tu vida, revivirlo completamente… cual seria?

-“No seria uno, serian cuatro. El nacimiento de cada uno de mis nietos.” Respondio el entrevistado.

He escuchado a mucha gente responder esta pregunta e incluso respondermela yo mismo a pesar de mi corta edad. Las respuestas aunque diferentes… siempre fueron centradas en lo mismo. El nacimiento de un hijo, un nieto, para el que no tiene hijos, el recuerdo de cierto grupo de amigos, o quizas uno en particular, anecdotas vividas; pero nadie absolutamente nadie responde; el dia que me ascendieron en el trabajo, el dia que obtuve un titulo universitario, ni siquiera ex presidentes elijen el dia en que llegaron a ese objetivos, ni deportistas el dia que lograron batir una marca o lograr un campeonato. Tampoco un musico el dia que su primer tema se escucho en la radio, o la primera vez que realizo un show en un estadio.

A veces confundimos las prioridades y las cosas que uno mas aniora en la vida. Confundimos herramientas con resultados, herramientas con realización. Solo para reflexionar un poco… Perdamos el tiempo, o mejor dicho, usemos el tiempo en las cosas que realmente son aquellas que no solo quedaran en nuestras mentes, sino en las mentes y vidas de los que nos rodean…


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LA VIDA SEGÚN QUINO


…”La forma en que la vida fluye esta mal. Debería ser al revés:

Uno debería morir primero, para salir de eso de una vez.


Luego vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí.


Entonces empiezas a trabajar.


Trabajar por cuarenta años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación.


Luego fiestas, parrandas, drogas, alcohol, diversión, amantes, novios, novias, todo; hasta que estás listo para entrar en la secundaria.


Después pasas a la primaria, y eres un niño/a que se la pasa jugando sin responsabilidad de ningún tipo.


Luego pasas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos nueve meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo”...



Eso es vida!!!….


5 comentarios:

  1. grande EMY- viajo con vos- suerte- Roman

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  2. Me encanta la pagina Emi;r realmente uno puede recorrer y vivir cada experiencia como propia..toda una travesia por el mundo.Dios te acompañe... que buen viaje estas haciendo!!!!!

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  3. Definitinitivamente a vos "Maradona" no te han matado la imaginacion, me encanta como escribis Emi, mucha mierdaa y sigue asi que nosotros disfrutamos leyendote!!!

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