EL CHALTEN

Vale y la Llama

El Chalten es conocido como la Capital Nacional del Trekking. Rodeado de grandes montañas pero principalmente de un cordón de granito único en el mundo, recibe a miles de turistas de todo el planeta cada año. Son muchas las rutas de trek que se pueden realizar pero nosotros decidimos ir primero a las dos más conocidas e importantes: Laguna de los Tres (Mt. Fitz Roy) y Lago Torre (Mt. Torre); y luego por recomendación de Ramón iríamos en busca de un sendero un poco más difícil y poco demarcado para el cual es necesario registrarse en la oficina de Parques Nacionales: el Paso del Viento.

Laguna de los Tres - 1er Ascenso

El sendero a Laguna de los Tres nos conduce directamente hasta dicha laguna, la cual es alimentada por el glaciar que se encuentra en la base del Mt. Fitz Roy. Después de unas 3 horas y media pasando por grandes bosques de lenga y cruzando varios ríos de deshielo, llegamos al Campamento Poicenot, donde preparamos a Azul para la noche y nos dispusimos a subir el duro sendero hasta la base del Fitz. El día estaba bastante feo, por momentos caía alguna nevisca y el viento muy fuerte hacia un tanto peligroso el ascenso. Los últimos metros debimos hacerlos ayudándonos con las manos en el piso y prácticamente a gatas refugiándonos detrás de grandes piedras. Pero al fin llegamos. El Fitz Roy no se llegaba a ver debido a las nubes y vientos, pero sabíamos que estaba ahí. La laguna con el agua muy agitada reflejaba la sombra del Mt. Poicenot y por detrás de un pequeño cerro asomaba su pico Saint Exupery. Hacia muchísimo frio y el viento hacia todo bastante peligroso, por lo que decidimos bajar al campamento, para volver a subir la mañana siguiente.

Laguna de los Tres - 2do Ascenso

Como si en la noche alguien se hubiese encargado de barrer las nubes del cielo, la mañana estaba perfecta. Una vez más subimos el sendero, aunque esta vez mucho más relajados, y llegamos a un lugar completamente diferente al de la tarde anterior. El Fitz Roy con sus compañeros Poicenot y Saint Exupery magnificaban el espacio y protegían a sus lagunas bajo sus glaciares: De Los Tres y Sucia. A la derecha del Fitz Roy se encuentran dos cordones también de granito denominados Mermoz y Guillaumet. Por casualidad o quizás no tanta (ya no creo demasiado en eso), Valeria me había regalado antes de comenzar el viaje el libro del Principito, que venía con un texto adicional sobre la vida del autor: Antonie de Saint Exupery. Además de escritor, Saint Exupery fue piloto de avión de línea, y Jefe de Aeroposta de Sudamérica con base en Buenos Aires. También fue piloto de guerra, encontrando la muerte en la Segunda Guerra Mundial cuando fue a defender a su país, Francia, a pesar de su larga edad y deficiencias físicas debido a un gran accidente aéreo cuando volaba para Aeroposta la ruta Casablanca – Dakar. Es por el que el tercer pico en importancia lleva su nombre, Saint Exupery, y los cordones a la derecha del Fitz Roy, hacen alusión al piloto más viejo de Aeroposta: Mermoz, y a otro piloto y mejor amigo de Antonie: Guillaumet.

Vale

Recorrimos toda la zona admirándonos de ella y pasado el mediodía volvimos a bajar al campamento para emprender el camino hacia nuestro próximo destino; la Laguna Torre. Así caminando por el camino de las lagunas Madre e Hija, llegamos al Campamento Agostini, donde pasaríamos la noche para al día siguiente dirigirnos a contemplar el Mt. Torre.

Laguna, Glaciar y Cerro Torre

Mis intenciones de ver el amanecer en la laguna fueron truncadas por mi pesado sueño y llegamos a la laguna recién a las 10 de la mañana. El Mt. Torre, secundado por Egger, es parte también del cordón granítico del Fitz Roy. Uno de los picos más codiciados por escaladores de todo el mundo, el Torre guarda varias historias sobre sus primeros ascensores. Los primeros en subir fueron el italiano Cesare Maestri junto con  Toni Egger quienes llegaron a la cima en el año 1959. Durante el descenso Toni muere y debido a la falta de pruebas y de rastros sobre el ascenso, nadie le da el crédito a Maestri de haber sido el primero en alcanzar la cima del Torre. Luego de 11 años, durante los cuales es catalogado de mentiroso e impostor, el Italiano vuelve a subir pero ahora con un compresor de más de 100kg y un taladro con el cual colocaría mas de 200 . tornillos que aun el día de hoy se encuentran en el cerro. Ni siquiera un grupo de ecologistas lograron desatornillarlos, ya que luego de sacar unos 20, decidieron rendirse debido a considerarlo un trabajo inhumano.

Glaciar Torre

Caminando por el lado derecho de la Laguna Torre llegamos al Glaciar Torre, el cual se esconde entre algunas pequeñas lomas de hielo cubiertas de tierra y piedra. El silencio y la soledad son únicos. Solo el resquebrajar de algunos hielos y el sonido de pequeñas ráfagas de viento interrumpen lo que sería el sonido de la nada. Volvimos al campamento para desarmar a Azul y desde allí retornar a El Chalten para poder tomar un descanso y volver a introducirnos ahora hacia el Paso del Viento.

Camino a Laguna Toro

Primero que nada necesitábamos pasar por la oficina de Parques Nacionales para registrarnos y nos den algunas recomendaciones sobre el sendero. El registrarse a veces nos parece algo absurdo, ya que no es obligatorio, pero hay que tener en cuenta que es muy importante, ya que si sufrimos algún accidente o nos perdemos en la cordillera, la única forma de que alguien lo sepa es registrándose y colocando una fecha de vuelta, que si es superada, genera la organización de un rescate. En esta zona es donde murió un Italiano hace poco más de un año, que incluso viajaba con guías y otro compañero. Así comenzamos el sendero hasta llegar a la Laguna Toro, donde acamparíamos para al día siguiente realizar el ascenso al Paso del Viento.

Laguna Toro, Glaciar y a lo lejos el Paso del Viento

Para nuestra alegría la mañana siguiente amaneció perfecto, y luego de un desayuno bien cargado de avena y te caliente, salimos hacia el paso. El sendero nos lleva primeramente a rodear una laguna por la derecha (la Laguna Toro) y luego a cruzar el rio que proviene de un glaciar que se encuentra a pocos metros. A diferencia de los demás ríos, este debe ser cruzado caminando… “a pelo” como se dice comúnmente. Nunca jamás sentí el agua tan fría como esa vez. Minutos antes ese mismo rio era hielo, por lo que el torrente no supera los 3 o 4 grados centígrados. Con cuchillos en los pies y las piernas logramos cruzarlo y continuar camino. Subiendo por el cañadón del rio se llega al glaciar, que debido a su suciedad cerca de la montaña, este puede ser transitado sin necesitar crampones. Caminamos una media hora por encima del macizo y luego enfrentar la peor parte; un gran ascenso de unos 1000mts por un terreno muy empinado de grava y rocas demasiado sueltas que se desmoronan a cada paso, para al fin llegar al tan ansiado Paso del Viento.

Paso del Viento

Desde allí se puede observar el Glaciar Viedma (el más grande de la Patagonia) casi por completo. El paisaje es increíble, desolador. Solo vemos hielo y muy a lo lejos un nuevo cordón montañoso completamente nevado que hace de límite con Chile. A pesar de estar muy altos y tener un panorama muy amplio del terreno, nuestra visibilidad (que era mucha por el buen clima) no nos permite llegar a divisar los límites del glaciar. Permanecimos allí durante unos minutos almorzando una ensalada con atún y algunos vegetales, y luego comenzamos el descenso hacia el campamento. Con una pequeña perdida del camino de unos 20 minutos de por medio, llegamos otra vez a la Laguna Toro (no sin antes volver a cruzar el rio que por ser el atardecer y haber empeorado el clima estaba más frio aun). Solo restaba descansar y volver a El Chalten para luego de un descanso, retornar al Calafate.

El Chalten y sus Picos

Que podemos decir de esos gigantes de granito y hielo sino, admirarlos y permanecer en silencio, observando cómo a pesar de las miles de cosas que suceden en la tierra, ellos están ahí, inmutables, esperando con paciencia que algún nuevo acontecimiento los haga al menos sacudirse unos instantes y sacarlos de su monotonía milenaria.