22 abr 2011

UNA NOCHE EN FREY

Desde las Agujas del Catedral
Llevábamos casi una semana en Bariloche y el sedentarismo fomentado por la comodidad de la casa de los Coto, solo nos había permitido hacer algunas caminatas por el Lago Gutiérrez, y una recorrida por el Circuito Chico en bicicleta que no pudimos completar debido a fuertes vientos, lluvia, y claro esta… mi mala suerte con las bicicletas. Tanto Paula como Edgardo nos habían recomendado ir hacia el interior del Cerro Catedral, un poco a la parte más virgen y menos maltratada por el ser humano de este gigante atractivo turístico. Al parecer nos esperaban dos días muy fríos pero sin lluvias y pocas nubes, por lo que al fin volvimos a acomodar las mochilas con algo de comida y las bolsas, y comenzamos la caminata hacia el Refugio Frey.

La Luna en el Atardecer entre Agujas
Bajamos de la casa de Edgardo hasta la ruta y caminamos unos 2 o 3 kilómetros hasta el cruce con la ruta que va al cerro. Como era habitual en Bariloche (y en casi todos lados) haciendo dedo conseguíamos llegar a cualquier lugar de la ciudad. Así fue que rápidamente nos levantaron y en apenas unos minutos estábamos en la base del Catedral, donde en temporada el hormigueo humano es tal que las instalaciones no dan a basto para el movimiento de esquiadores y snowboarders. En el lado izquierdo y pasando casi inadvertido se encuentra el inicio del sendero, el cual en invierno se utiliza parcialmente para la circulación de motos de nieve.

Laguna Toncek
Luego de los primeros instantes con un ascenso muy suave, el camino comienza a rodear el cerro, dejando a nuestra izquierda la vista del Lago Gutiérrez y Villa Los Coihues. El sendero se abre entre cañaverales  y lengas ya rojizas que dan al entorno una imagen vietnamita de película de guerra. De a poco la nieve comienza a aparecer y a desplegar su alfombrado por los lados del sendero, para luego invadirlo por completo dejándose ser pisoteada por cuanto gringo transite los caminos. Así ingresamos en el Valle Van Titter para ascender a través de él durante unas dos horas hasta llegar al fin al Refugio Frey, una construcción de piedra de más de medio siglo fundada en las orillas de la Laguna Toncek.

Mas Agujas
El lugar tiene, como muchos de estos sitios especiales en medio de la montaña, una paz y un paisaje cautivantes. La laguna está rodeada por las agujas del Catedral, las cuales a pesar de no ser demasiado conocidas, son el motivo por el cual el cerro lleva su nombre. Como grandes pináculos eclesiásticos, las agujas de piedra rojiza se dispersan arbitrariamente a lo largo de la montaña como si fuesen caídas del cielo y hacen de límite a la gran olla de imagen volcánica en la cual estamos inmersos.


Frey en la Noche Estrellada
Habíamos decidido quedarnos a dormir dentro del refugio y no acampando, ya que en esas alturas durante la noche las temperaturas podrían descender hasta los 12, o 15 grados bajo cero inclusive, y más aun en días despejados cuando las heladas hacen de las suyas en la montaña y los valles. Así fue que nos registramos, tomamos un té caliente y me dirigí (yo solo porque Valeria se había olvidado las botas) hacia el lado izquierdo de la laguna, por el cual es posible un ascenso de unos 40 minutos a una hora, para introducirse entre las agujas de piedra del Catedral. 


Laguna Toncek de Noche
Desde arriba el paisaje es bellísimo. Se aprecia la laguna desde un punto casi aéreo, y al otro lado del cordón, un valle nevado guiado por un rio que solo nos da las pautas de su existencia debido al sonido de su agua bajando las laderas del cerro. Decidí continuar subiendo hasta donde se torne peligroso y de a poco, sorteando piedras y nieve, llegue a introducirme en el medio de varios de los picos de piedra. No tuve mucho tiempo, porque comenzaba a oscurecer, por lo que luego de sentarme un rato a contemplar el paisaje, comencé el descenso, que cuando hay mucha nieve acumulada (como en este caso) puede ser incluso más lento que el propio ascenso.

Subiendo a la Laguna Schmoll
Pasamos una noche casi perfecta, la noche más fría del año según Giorgio, el encargado del refugio, quien nos afirmaba que rozamos los 15 grados bajo cero. La luna casi llena, iluminaba la montaña de manera tal que era totalmente factible, e incluso fácil, caminar por cualquier lado sin la necesidad de linterna. Su reflejo en la laguna incluso llegaba a molestar, como si se tratase del mismo sol en medio de las estrellas. Por suerte dejamos a Azul en lo de Edgardo, descansando, ya que se nos hubiesen congelado hasta las uñas durmiendo en carpa, y una buena pauta fue en la mañana observar y darnos cuenta que más de la mitad de la laguna se encontraba congelada debido a la fuerte helada nocturna.

Laguna Schmoll
Una vez mas solo, y luego de desayunar, comencé a caminar ahora por la derecha de la laguna, para subir esta vez a su hermana de nombre Schmoll, y luego intentar llegar a algún paso que me deje ver la cordillera desde su techo mismo. El camino estaba bastante complicado. Muchas piedras y nieve que por momentos castigaba mis pasos esquivos enterrándome hasta la cintura. A medida que subía, comenzaba a observar mas agujas, mas valles, mas nieve. Siguiendo huellas y dejando unas cuantas nuevas llegue a la laguna Schmoll. Esta tenia la forma de una nuez de cajú, también congelada parcialmente y al estar más alta, con mucho mas nieve en sus orillas. Giorgio me había dicho que siguiera subiendo por la izquierda, para tener una vista más panorámica no solo de la laguna, sino también de todo lo que la rodea, así que continué mi blanco camino húmedo, para luego de una media hora más llegar al techo del Catedral.

Desde el Filo del Catedral
No esperaba para nada encontrarme con lo que me encontré en esa mañana. Luego de llegar arriba y ver la panorámica de la laguna y los cerros que la rodeaban, continué caminando unos 5 minutos más y luego de pasar unas grandes rocas se abrió ante mí un cordón llamado Andes el cual parecía estar completamente a mis pies. Todos los cerros con sus picos blancos estaban a mi altura, e incluso el Tronador, que es el más alto de la zona, debido a su lejanía parecía igual de alto que la piedra bajo mis pies. A la derecha era posible ver el Lago Nahuel Huapi en toda su inmensidad y el mismísimo filo del Catedral que dejaba ver algunas de las aerosillas y confiterías de su cima, la cual se encontraba incluso por debajo de mí. Me sentía dentro de una foto de esas de revistas de montaña, donde el escalador luego de alcanzar la cima, congela esa imagen reveladora a modo de prueba de que el objetivo estaba cumplido.

El Nahuel Huapi desde el Filo
Comencé a bajar con una sonrisa de oreja a oreja, y entre varias patinadas y enterradas en la nieve, llegue una vez más a Frey para luego de un pequeño almuerzo y entre una fina nevisca, comenzar a bajar nuevamente a Bariloche, sintiendo que con esto ya podía dejar la Patagonia y encaminarme al norte, habiendo alcanzado el techo de los Andes ya en varios lugares y llenado mis pulmones de su aire de sacrificio y paz para el resto de la expedición.








3 comentarios:

  1. Boludo...sos Rocky en esa foto...decime por favor que gritaste "DRAAAAAAAAAAAAAAGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!"

    Y el chiste facil es que Valeria es hincha de Drago por ser Rusa...cuac!

    Abrazoooooo!!

    PD: Ya estoy aburrido de Argentina y Chile, vayanse a un lugar mas exotico ajjaja

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  2. Jooooo!! Es verdad, jajaja!!
    Ya estamos en Boliviaaaaaaaaaaaaaaa, no se si eso es exotico para vos... mas que Argentina y Chile seguro...
    Pronto seguimos publicando que hace como 15 dias que no tenemos internet...
    Abrazoooo!!!

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