16 may 2011

VALLES CALCHAQUIES

Tafi del Valle
Bien temprano en la mañana arribamos a la terminal de San Miguel del Tucumán, con el solo propósito de encaminarnos hacia los Valles Calchaquíes, dándole a estos inicio en la pequeña ciudad de Tafi del Valle. Teníamos que esperar unas horas hasta el próximo micro hacia Tafi por lo que aprovechando la cercanía de la terminal con el centro de la capital tucumana, salimos a recorrer un poco el casco histórico.



Cupulas de Tucuman
Nunca pensé que Tucumán tenía tanta diversidad arquitectónica histórica ni edificios tan bonitos que ni siquiera sabía que existían. La plaza colmada de naranjos con frutas tan acidas que hacían doler la lengua (les queda alguna duda que robamos naranjas de los arboles de la plaza?) está rodeada por el imponente Congreso, la Casa de la Cultura, la Catedral, y varias otras edificaciones que debido al corto tiempo que teníamos no llegue siquiera a averiguar de qué se trataban. Caminando escasas dos cuadras por una calle peatonal, nos encontramos con la siempre vista en manuales de historia de la primaria e incluso en algo más común a todos… monedas de 50 centavos; la Casita de Tucumán, allí donde hace casi 200 años se declaro la independencia de la Argentina.


Calles de Cafayate
Sobre la misma peatonal se encuentra la denominada Ruta de la Empanada. Así como Mendoza y Salta tienen la Ruta del Vino, aquí la provincia se caracteriza por poseer las mejores empanadas del país, por lo que las diferentes vendedoras ambulantes ofrecen sus deleites demostrando sus títulos en los campeonatos de empanada que se realizan anualmente en la ciudad. Decidimos probar una de Sarita Figueroa, quíntuple campeona de la Empanada de Oro; y la verdad… bien merecidos tiene los galardones; exquisitas y jugosas.

Plaza de Cafayate
Entre calles repletas de comercios, del estilo del barrio de Once en Buenos Aires, volvimos nuestra corta caminata hasta la terminal donde nos esperaba un micro pequeño y bastante maltrecho que nos llevaría a Tafi. La ruta que une Tucumán con Tafi del Valle es simplemente magnifica. Luego de poco tiempo de alejarnos de la ciudad, el camino comienza a trepar por las laderas de cerros cubiertos de frondosa yunga norteña. Por momentos me recuerda a alguna de las rutas del Caribe Colombiano, solo que sin palmeras. Y si de Colombia hablamos, deberíamos encontrarnos con el mar luego de sobrepasar la yunga, pero aquí, lo que nos espera es el fértil valle tucumano con todos sus verdes, dando estos una sensación de estar tapizados por telas escocesas. Así se llega a Tafi del Valle, un pueblo tranquilo en el medio de montañas, donde no pasaríamos más de una noche para pasar a nuestro próximo punto: Cafayate.

Viniedos de Cafayate
Cafayate es el centro por excelencia para los mejores viñedos del norte argentino. Rodeada de decenas de bodegas, este pueblo salteño lleno de paz y color, con construcciones que comienzan a parecerse a las de la puna jujeña, nos recibiría entre sus cerros con una buena ración de vino y queso. Recorrimos las calles buscando la mejor opción para una degustación, y la Bodega Orgánica Nani fue la que nos proporciono una visita gratuita y una degustación de 4 varietales por tan solo $ 5. Y si nos faltaba algo para acompañar el buen vino, fuimos a una visita guiada a un tambo de cabras que luego de la recorrida nos regalaba un queso a elección a cada uno.

Anfiteatro
Pasamos la noche y nos faltaba algo por conocer antes de llegar a Salta: La Quebrada de las Conchas. Así fue que tomamos un bus hasta la Garganta del Diablo, una de las formaciones más grandes dentro del gran cañadón. Los colores de la quebrada y las formas que tornaron sus paredes con el paso del tiempo, le dan al lugar una imagen difícil de describir con palabras. Paredes rojas de grandes alturas con sus caras delineadas por el paso de los años, cerros en todas las tonalidades de los tierras, anaranjados, blancos y amarillos en La Yesera, y el delinear del Rio de las Conchas por entre medio de toda esta inmensidad lunar hacen que dudemos en cómo hacer para tomar la mejor fotografía sin que nada quede fuera de encuadre. Bajamos en la Garganta, una formación increíble que nos atrapa en su interior y nos deja tan pequeños como hormigas. Luego caminamos hasta El Anfiteatro, el cual se encuentra a escasos 500 o 600mts, el cual como su nombre lo indica, tiene la forma de un antiguo anfiteatro romano.

Don Atahualpa... You Funk It!!
Maravillados ante tanta belleza salteña, nos dispusimos a hacer dedo para ahora si dirigirnos hacia Salta. El próximo bus no pasaba sino en 2 horas, por lo que teníamos tiempo para intentar salvar unas monedas y de paso no tener que esperar tanto tiempo. Habían pasado quizás 20 minutos cuando se detiene donde estábamos nosotros un Ford Falcon azul que se dirigía en dirección contraria, osea hacia Cafayate. Era una pareja de unos 60 años que andaba visitando la zona y solo querían tomarse unas fotografías. Me pidieron que les saque una, y me dijeron que iban a recorrer la quebrada para luego volver a Salta, de donde era oriundo el hombre. Mala suerte para nosotros, ya que nos podrían haber llevado, pero cuando estaban subiendo al auto ya por seguir su ruta, Rubén se volvió hacia mí y me dijo “si quieren pueden venir con nosotros hasta Cafayate, y de ahí pegamos la vuelta a Salta… a la nochecita estamos por ahí”. Así fue que recorrimos la quebrada con toda la tranquilidad del mundo, de la mano de esta pareja que se detenía para que sacásemos fotos e incluso a la vuelta, entro unos 10 o 15km  hasta el dique Cabra Corral para que lo conozcamos y sacásemos unas fotos.

Amigos de Cafayate
Cerca de las 10 de la noche llegamos a Salta y nos encontramos con Raulito Rambo, el papa de mi tía, quien nos esperaba en su sandwicheria Isidoro, con más de un sándwich preparado y una Coca fresca para enfriar aun más la fría noche norteña. Con toda su amabilidad y locura a la vez, Raúl y Ester, su compañera, como él decía,  nos recibieron en su casa zoológico, donde habitaban no solo ellos dos, sino también 7 gatos y 6 perros; una locura. Al menos ya no tenían el mono que recuerdo que tenían en la casa varios años atrás.

Tafi del Valle
Esos tres días en lo de Raúl recorrimos la capital salteña, comimos un rico asado, e incluso hicimos una escapada en moto (donde me sentía Jim Carrey en Tonto y Retonto) hacia La Caldera por el camino de cornisa que une Salta con San Salvador de Jujuy. Descansamos y nos preparamos para el último tironcito argentino antes de entrar en Bolivia: la Quebrada de Humahuaca.





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